TUMACO

En este pequeño pueblo mío
los días son lentos, sin cuerda de reloj.
Los domingos se parecen a los martes
o a los miércoles
y un sol sin jueves es lo mismo que un sábado sin sol.
Nunca muere una persona importante
porque todos ya estamos muertos de rutina,
y todos somos como un río sin declive
y sin rumbo a una mar infinita.
Hemos perdido el sentido de las alas
entre las cuatro paredes del prejuicio
y conversamos durante 365 días
de algo que sucedió hace 10 años justos.
La misma luna, el mismo olor del aire
y las mismas aspiraciones recortadas,
y el mismo paisaje en cámara lenta
y a las 6 de la tarde las mismas cigarras
y las mismas campanas de hace un siglo
rasgándonos el corazón como una garra
y el mismo recordar la novia antigua
tras el cristal borroso de una lágrima.
En este pequeño pueblo mío
hay una linda joven negra
con perlada sonrisa de tagua
y mirada mortal de culebra.
Tiene dos chontaduros de caucho
que le cimbran en el pecho
cuando enciende su candela
el currulao marimbero.
0 comentarios